Paulina Torres

Hoy lunes 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, jornada en la que una vez más se reivindica en todo el mundo la importancia de preservar el planeta en el presente con la mirada puesta en el futuro. Uno de sus principales promotores en 1970 fue el senador demócrata estadounidense Gaylord Nelson, quien proclamó este día para crear conciencia universal frente a los problemas de la contaminación y el calentamiento global, y los desafios de la sustentabilidad y la conservación de la biodiversidad.

Es un día para rendir homenaje y reconocer a la Tierra como nuestro hogar, así como lo han expresado distintas culturas a lo largo de la historia, demostrando la interdependencia entre sus ecosistemas y los seres vivos que la habitamos. Hoy, es un desafío cada vez mayor frente a la envergadura creciente de la crisis climática y ambiental. Es la vida de la humanidad y de todas las formas de vida la que se encuentran en juego.

Revisemos algunos de los principales fenómenos asociados a la crisis ambiental, según un trabajo publicado en España por la revista “Conciencia Eco”.

DEFORESTACIÓN

Los bosques cubren casi un tercio de la superficie terrestre del planeta, albergan más de la mitad de las especies terrestres del mundo y son la fuente del 75% del agua dulce de todo el planeta. Además, son importantes sumideros de carbono.

Una concentración significativa de puntos críticos de deforestación da cuenta de grandes áreas de bosque que están amenazadas. Más de 43 millones de hectáreas se perdieron en estos lugares entre 2004 y 2017, según el informe de WWF del 2021.

La mayor parte de la pérdida de bosques se concentra en 24 territorios de deforestación en América Latina, África, Sureste de Asia y Oceanía. Muchos desaparecen por los incendios naturales o provocados, otros tantos para dar paso a la ganadería y la agricultura industrial, las extracciones mineras, la urbanización o para usar la madera como materia prima.

¿Qué podemos hacer?

La función de los bosques es vital en el planeta, sin ellos no habría vida como la conocemos. Por eso intentemos consumir mínimos productos que provengan de los árboles, reutilizando y reciclando los que ya existentes en la cadena de consumo.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA

La contaminación del agua es una cuestión que concierne a todas y todos, pero los Estados poco están haciendo para garantizar el acceso a agua dulce limpia y potable, así como mares y océanos sin sustancias dañinas para los organismos vivos. La medición de contaminantes químicos muestra que las cuencas hidrográficas presentan una gran contaminación por sustancias tóxicas en sus aguas superficiales (ríos y lagos) y subterráneas.

Existen numerosas formas de contaminar el agua:

–Por pesticidas, fertilizantes y otros tipos de productos utilizados en la agricultura intensiva

–Vertidos urbanos

–Descomposición de residuos orgánicos

–Sustancias tóxicas

–En el mar, destacan por su cantidad los derrames de petróleo y los plásticos.

Se estima que los océanos, mares y ríos del mundo acumulan 140 millones de toneladas de plásticos, según informe internacional presentado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

CONTAMINACIÓN DE LA TIERRA

Si los residuos y sustancias dañinas para la salud no se tratan correctamente y con rapidez lo que ocurre es que quedan acumulados de forma permanente y perpetua. Es un proceso de degradación química que consume los suelos fértiles, que compromete los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos.

La mayoría de los contaminantes tienen su origen en actividades humanas y se liberan en el medio ambiente debido a prácticas inadecuadas de producción, consumo y eliminación, tales como las prácticas agrícolas insostenibles y los procesos industriales no respetuosos con el medio ambiente, así como la gestión deficiente de los residuos.

Desde inicios del siglo XXI, la producción anual mundial de productos químicos industriales se ha duplicado hasta alcanzar alrededor de 2.300 millones de toneladas y se prevé que aumente un 85% para el 2030.

Los patrones de producción y consumo modernos basados en la rápida obsolescencia de los productos, han llevado a una incesante producción de residuos y a la excesiva extracción de materias primas.

El mundo produce más de 2.000 millones de toneladas de residuos sólidos al año, según informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), y lo más probable es que no todos se hayan contabilizados.

La agricultura insostenible es una de las principales causas de la contaminación del suelo y también tiene gran impacto en el cambio climático. En 2018 se aplicaron en todo el mundo unos 109 millones de toneladas de fertilizantes nitrogenados sintéticos. A este respecto, la evidencia muestra que el exceso de nitrógeno altera los ciclos biológicos del suelo y se libera a la atmósfera en forma de N2O, lo que provoca emisiones de 700.000 de CO2 equivalentes.

¿Qué podemos hacer?

Consumir alimentos que provengan de la agricultura ecológica, generar los menos residuos posibles, usar medios de transporte sostenibles para los desplazamientos, utilizar productos naturales a diario para nuestra higiene y de nuestro hogar, dejar de usar plásticos de un solo uso. Son apenas algunos ejemplos de lo que podemos hacer desde nuestros espacios de la vida cotidiana, pero además participar en promover cambios sociales y políticos en favor del medio ambiente.

DESAPARICIÓN DE LA VIDA SILVESTRE

Se ha producido una disminución significativa de especies de vida que alguna vez fueron abundantes, y especies naturalmente menos abundantes han sido llevadas al borde de la extinción. El Índice Planeta Vivo de WWF hace un seguimiento de casi 21.000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios. Ha constatado un desplome del 68% en las poblaciones analizadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2016.

Se sabe que el factor más importante que ha provocado de forma directa una mayor pérdida de la biodiversidad en los sistemas terrestres en las últimas décadas ha sido los cambios en los usos del suelo, que han destruido hábitats autóctonos originales. Además, gran parte de los mares han sido sobreexplotados.

La biodiversidad desempeña un papel crucial para el aprovisionamiento de comida, agua, energía, medicinas y otras materias primas, por lo que resulta clave para la regulación del clima, la calidad del agua, servicios de polinización, y control de inundaciones y de grandes mareas.

La alteración de bosques y humedales, la sobreexplotación de especies, el cambio climático y la introducción de especies exóticas constituyen las principales amenazas.

¿Qué podemos hacer?

Pasar a la acción cuando se observe que zonas naturales están siendo agredidas de forma impune. Somos muchas y muchos, tenemos muchos ojos. Todos podemos vigilar nuestro entorno más cercano para asegurar su supervivencia. Para ello es fundamental promover la educación y la organización en materia ambiental, construyendo un futuro verde desde los pequeños espacios barriales y comunidades hasta la orientación general de la sociedad en su conjunto.

El Día Internacional de la Madre Tierra fue establecido en 2009 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En la oportunidad, el entonces presidente de la entidad internacional, Miguel d’Escoto, dio la bienvenida a la creación del Día Internacional de la Madre Tierra y dijo: “El Día Internacional de la Madre Tierra promueve una visión de la Tierra como la entidad que sustenta todos los seres vivos que se encuentran en la naturaleza (…) Se trata de fomentar responsabilidades compartidas para reconstruir nuestra problemática relación con la naturaleza, lo que es una causa que une a personas de todo el mundo”.


Por Paulina Torres Barrientos

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